La perfección…¿existe?

Todos sabemos que no, (o al menos eso hemos oído siempre), pero ¿podemos simularla? Pues seguramente ni siquiera eso porque no la conocemos. Pero pese a saberlo, quise usar los Roles de Belbin con el objetivo de encontrar nuestras carencias de equipo y solventarlas. Lo más importante de esta actividad era que no pensaba en cada uno de los individuos, sino en el equipo entero.

Es evidente que cada uno de nosotros tenemos una forma de ser en nuestra vida privada, se llama carácter. En nuestro entorno laboral, no tenemos por qué ser iguales a nuestra vida privada, y en este caso podemos analizarnos mediante los Roles de Belbin. En esta actividad todo el equipo tiene que ser consciente que nos centramos en nuestros roles laborales.Si como comentaba al empezar la entrada, nadie es perfecto, si que es cierto que las personas nos podemos complementar. Quizá de esa forma podemos conseguir pasar de ser un equipo a ser un gran equipo.

La fórmula mágica

Para empezar, repartí a cada uno de los miembros del equipo, tantas fichas con los Roles de Belbin (imagen), como miembros éramos en el equipo. De esta forma, cada uno ellos tendría que etiquetarse a sí mismo y después a cada uno de los demás. Para etiquetarse puse la norma de que se tenían que dibujar tres «palitos» para cada persona y ficha, repartiéndolos como quisieran, pudiendo repetir rol si era necesario. Es importante resaltar que se fijen bien en la columna de «Debilidad permitida». La gente solemos dar más importancia a nuestra contribución al equipo y no a nuestras debilidades.

Aquí va un ejemplo:

Cuando terminamos, cada uno recogió de los demás su propia ficha y el primer ejercicio fue comparar si los demás nos veían como nosotros mismos lo hacíamos. El resultado no fue nada decepcionante, esto significaba que nos conocíamos bien. Entonces abrimos discusión de si cada uno estaba cómodo con el rol que hacía en el equipo.

En ocasiones nosotros podemos tener una idea de nosotros mismos que no coincida con cómo nos ven nuestros compañeros. Es importante contestar como realmente nos comportamos, no como nos gustaría comportarnos. De ahí que la sinceridad con nosotros mismos y con los demás, sea la clave.

Aprovecho para aclarar que este ejercicio es mejor hacerlo con equipos no demasiado nuevos, pues el resultado será más real, nos conocemos más.

Tras discutir el primer ejercicio, pasamos a realizar un recuento de roles en general, como se ve en la siguiente imagen:

      

El resultado

Con el recuento pudimos detectar si había carencias de algún rol en concreto. No importa quién sea qué, importa qué rol queda poco o nada reflejado en el equipo. Además, estos roles se pueden agrupar en tres grupos distintos: Acción – Sociales – Mentales. Así también se puede identificar si las carencias quedan compensadas o hay que reaccionar a un nivel más generalizado. En nuestro caso el área «Mentales» era la que quedaba más afectada. Somos un equipo de sólo técnicos (no preguntéis por qué, la vida a veces es dura 🙂 ), y como podéis observar, quedó muy bien reflejado que el área de «Acción» estaba cubierta con creces.

Una vez detectadas las carencias, votamos la que el equipo encontró más importante para decidir entre todos qué acción realizar.

Conclusiones

El problema: cualquier cosa que no salga de forma natural, cuesta de realizar. De hecho, las acciones propuestas se empezaron pero no se siguieron 🙁 y tengo que retomar este tema con ellos en siguientes retrospectivas, haciendo que ellos vean la necesidad, ahí está nuestro trabajo como SM’s…

Este ejercicio puede realizarse cada vez que creamos necesario, ya que nuestro comportamiento va cambiando. Es posible que en algún momento dado estemos en un rol que no nos acaba de pertenecer, por ejemplo: yo soy una persona muy «Monitor evaluador», pero puede que haya alguien en el equipo que ya asuma ese rol con más liderazgo, y yo me vea en la necesidad de asumir otro porque se que al equipo le va bien. El equipo y las personas podemos ir cambiando y moviéndonos entre los distintos roles con la mayor de las naturalidades. Lo ideal es que el equipo sea consciente y se vaya adaptando.

 

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One thought to “¿Somos el equipo perfecto?”

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